Gotthard
Schuh es uno de los fotógrafos suizos más importantes del pasado siglo XX. Considerado
como uno de los pioneros del fotoperiodismo moderno y creador del “Realismo
Poético”, en 1930 abandona una
incipiente pero prometedora carrera de pintor para dedicarse en cuerpo y alma a
la fotografía. Subyugado por la
revolución estética que tuvo lugar en el mundo de la fotografía a finales de
los años veinte y que postulaba una "nueva visión" sobre el floreciente
fotoperiodismo descubre una oportunidad para poner en práctica sus ideas
plásticas.
Sin
embargo, a medida que empieza a trabajar como fotógrafo de prensa, Schuh
percibe rápidamente que no está hecho
para seguir los acontecimientos diarios que se suceden en el mundo. Su interés
se centra en otros aspectos, el París nocturno, los artistas, los bares y sobre
todo las mujeres, a quienes retrata con una extraña mezcla de misterio y
erotismo.
En
su faceta como periodista llevada a cabo en el período de entreguerras, una
época en que todavía no se tenían en cuenta estos aspectos, a Schuh le interesa
el encuadre, la luz, la composición. De tal modo que sin perder el objetivo de
lo que ocurre en la escena busca al mismo tiempo una armonía estética, consiguiendo
con ello darle a la fotografía una dimensión poética y narrativa que en cierto
modo la aleja de la mera realidad.
Gotthard
Schuh fue uno de los primeros en considerar la fotografía como un arte en si
misma, de tal modo que la expresividad emocional, la densidad de ambientes y la
sensibilidad psicológica se convierten en elementos centrales de su fotografía.
Convencido de estos hechos decide dedicarse a proyectos cuyo fin en sí era convertirse en libros, al tiempo que
empieza a trabajar como editor en el semanario más importante de Zurich. Allí
conoció a Robert Frank, y le publicó sus primeras imágenes. Ambos artistas mantendrían
una gran amistad hasta el final de sus
días.
Viajero
inagotable recorre Java, Sumatra, Bali, Singapur y toda la costa asiática
retratando la sensualidad de sus mujeres y la cotidianidad intimista de la vida
de sus habitantes. Parece querer recoger toda la belleza de un continente en
sus imágenes, del mismo modo que anteriormente lo hiciera Gauguin en sus
lienzos. Destacan especialmente sus paisajes, en los que rinde tributo a la exuberancia
de la naturaleza de las islas, así como las fotografías de fiestas y ritos
religiosos. El resultado de los once meses que duró su periplo fue plasmado en
un libro, “Islas de los dioses”, que se publícó en 1941.
Su
búsqueda incesante de la belleza y su marcado estilo personal en una época en
que el trabajo del resto de fotorreporteros se encuentra sumido en el dolor y
la devastación de la guerra, sin duda le convierte en alguien muy especial a
quien otros jóvenes profesionales no dudan en seguir. Ya en 1938 su fotografía
de “Child playing balls”, en Java, recorrió todo el mundo y su trabajo apareció
en la gran exposición The Family of Man, organizada en 1955 por Edward
Steichen.
Schuh
fue también una figura relevante del Kollegiunm Schweizerischer Photographen, asociación fundada en 1950 cuyo
objetivo fundamental era revalorizar la fotografía como medio subjetivo de
expresión artística. A esta institución pertenecieron también algunos de los
fotógrafos suizos más importantes de la época, tal como Jacob Tuggener, Werner
Bischof, René Groebli o Robert Frank. Todos ellos contribuyeron a la renovación
fundamental de la creación fotográfica durante la posguerra. En 1960 Gotthard Schuh vuelve a la pintura, no sin antes dejar a
las próximas generaciones su particular visión del “realismo poético”.
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