Cabecera La Mirada Fotográfica

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jueves, 30 de septiembre de 2021

CAMPO DE IMÁGENES DE PAOLO GASPARINI SE EXHIBE EN EL KBr DE BARCELONA

Carnaval, La Habana 1962 © Paolo Gasparini

El Centro de fotografía KBr Fundación MAPFRE de Barcelona ofrece a sus visitantes una muestra magistral de la obra de Paolo Gasparini que podrá visionarse desde el 30 de septiembre del 2021 al 16 de enero de 2022. La muestra está formada por más de 300 obras que forman parte de las Colecciones Fundación MAPFRE.

La niña de la Salina 1958 © Paolo Gasparini

Paolo Gasparini es el fotógrafo que mejor ha retratado las tensiones y contradicciones culturales del continente sudamericano. Sus imágenes transmiten la dura realidad social que ha enfrentado una región cuya autenticidad cultural es incuestionable y en donde pasado y tradición local dialogan con una torpe modernidad impuesta. Gasparini crea una obra con un lenguaje visual propio que parece manifestar siempre una crítica a la sociedad de consumo, al tiempo que revela una cierta obsesión por el modo que tiene el marketing y la publicidad de seducirnos.
Compañero Lenín, La Habana 1963 © Paolo Gasparini

En la acera, Santiago de Cuba 1964 © Paolo Gasparini

Sus obras permiten comprender no solo las diferencias entre Europa y el continente latinoamericano, sino las diversidades que ofrece este último, desde México hasta el sur de los Andes. Como señala la comisaria de la muestra, María Wills: «Las fotografías de Gasparini reflexionan sobre los efectos de décadas de migraciones políticas en los siglos XX y XXI: de europeos a América, como causa de la Segunda Guerra Mundial, de cubanos a España y Estados Unidos, de ecuatorianos a España y, más recientemente, del éxodo masivo de venezolanos a Colombia. Generaciones y generaciones marcadas por exilios voluntarios y forzados no pueden sino hacernos pensar sobre la ambivalencia de la identidad».

La mina de piedras, Bolivia 1961 © Paolo Gasparini

Anuncios de la modernidad, Lima 1972 © Paolo Gasparini

Como italiano de nacimiento, pero venezolano en esencia, el autor ha tratado de eliminar con su trabajo visiones etnocéntricas y los estereotipos que históricamente han definido Latinoamérica, casi siempre en función del otro, a lo que han contribuido los distintos populismos y nacionalismos que ha sufrido el continente.

Mercado de Chinchero, Perú 1976 © Paolo Gasparini

La mirada sobre el mundo, Los Ángeles, 1997 © Paolo Gasparini

La exposición Paolo Gasparini. Campo de imágenes hace un recorrido completo por la trayectoria del artista, centrado tanto en sus fotografías como en otro de sus soportes principales de expresión, el fotolibro, mecanismo narrativo crucial para definir la historia de la fotografía en el continente. Seis décadas de carrera fotográfica que ofrecen, en su conjunto, un itinerario por diversas urbes mutantes: Caracas, La Habana, São Paulo, Ciudad de México, pero también con resonancias en Múnich, París o Londres.

Regreso a casas, Sao Paolo 1997 © Paolo Gasparini

El recorrido expositivo está dividido en dieciséis secciones que recogen algunos de los proyectos más relevantes del artista a lo largo de más de seis décadas de trabajo, y hace hincapié en sus fotolibros, que el artista reconoce como un medio de expresión equiparable, en importancia, a sus fotografías.

miércoles, 22 de septiembre de 2021

LOS RETRATOS DE JUDITH JOY ROSS EN LA FUNDACIÓN MAPFRE


Judith Joy Ross nace en 1946 en Hazleton, una pequeña ciudad minera de Pensilvania. En 1964 se matricula en la Moore College of Art & Design de Filadelfia y en 1970 se gradúa con un máster en fotografía en el Institute of Design de Chicago e imparte clases en Nueva Jersey y en la Moravian College de Bethlehem, Pensilvania.

En 1966, Judith Joy Ross comenzó a fotografiar personas en su ciudad como un modo de entender el mundo emocional de aquellos que la rodeaban. En este sentido, puede decirse que la artista descubre a los sujetos que fotografía en el mundo, y quizá por eso, tal como señaló Robert Adams, «debe comenzar una y otra vez para poder adaptarse a su contexto, a lo que esos individuos están viviendo, alejada de cualquier tipo de prejuicio o sentimentalismo».


En 1984 conoce a John Szarkowski, director del departamento de Fotografía de The Museum of Modern Art (MoMA) de Nueva York, que pronto adquirirá obra de la artista para las colecciones del museo. Un año después obtiene una beca Guggenheim y una selección de sus retratos en el Monumento a los Veteranos de Vietnam se incluye en la exposición New Photography del MoMA. En 1992 recibe el premio Charles Pratt Memorial, que le permite iniciar un proyecto sobre las escuelas públicas donde ella estudió en Hazleton.


Ross no recorre las calles en busca de un motivo que capturar, tampoco lleva a los sujetos a su estudio; su modo de trabajo suele consistir en hacer lo que Svetlana Alpers —en su texto del catálogo que acompaña a la exposición— denomina «campañas» y a las que la propia Ross se refiere como «ocasiones» sobre temas previamente escogidos: Eurana Park, los visitantes del Monumento a los Veteranos de Vietnam, los miembros del Congreso durante el escándalo Irán-Contra (Irangate), los niños de las escuelas públicas de Hazleton o lugares concretos como Easton, en Pensilvania, el estado donde nació, se crio y en el que aún hoy vive.




Judith Joy Ross tardó algo de tiempo en entender que la fotografía le ayudaba a hacer más comprensible el mundo en el que vivía. A partir de ese momento, no dejó de utilizar este medio para tratar de responder a preguntas de carácter existencial: Como luchar contra la tristeza, como se forma la identidad de una persona, cuáles son los motivos que hacen que la vida merezca ser vivida, por qué existe la injusticia, la barbarie de la guerra, son sólo algunas de las respuestas que trata de responder con este medio. Las fotografías de Ross están centradas en cuestiones del día a día y en lo corriente. Con su obra no trata de glorificar o juzgar a los sujetos que retrata, sino de capturar la parte más humana de cada uno de ellos.


Según el comisario de la exposición Joshua Chuang, “Las fotografías de Judith Joy Ross demuestran la capacidad de un retrato para atisbar el presente, el pasado e incluso el futuro de un sujeto (...). Con penetrante delicadeza, Ross refleja el rostro, la disposición y el porte de los individuos que se presentan ante su objetivo, empeñada en captar la complejidad de su ser verdadero más que una proyección de quiénes podrían ser.”


El recorrido expositivo, compuesto por 200 fotografías y distinto material documental, se despliega a través de nueve secciones que, en sentido cronológico, muestran un amplio panorama de los principales proyectos de la artista. También incluye un número considerable de imágenes hasta ahora desconocidas y realizadas sin ningún proyecto concreto en mente. Todas las obras proceden de la propia Judith Joy Ross, que las ha prestado de forma altruista para esta ocasión.


Tras su paso por Madrid, donde permanecerá abierta al público desde el 24 de septiembre de 2021 hasta el 9 de enero de 2022, la muestra se podrá ver en LE BAL (París), de febrero a mayo de 2022, y en el Fotomuseum Den Haag (La Haya), desde noviembre de 2022 a marzo de 2023.



Todas las imágenes contenidas en este artículo con excepción de las dos últimas son propiedad de Judith Joy Ross, © Judith Joy Ross

 

martes, 21 de septiembre de 2021

MICHAEL SCHMIDT. FOTOGRAFÍAS 1965 - 2014

Michael Schmidt. Fotografías 1965-2014 constituye la primera retrospectiva dedicada al artista alemán desde su fallecimiento, y se podrá visitar en el Museo durante los próximos cinco meses. La exposición, la mayor y más completa realizada hasta la fecha en España del autor alemán, ha sido organizada por la Stiftung für Fotografie und Medienkunst mit Archiv Michael Schmidt, en colaboración con el Reina Sofía y reúne cerca de 350 imágenes realizadas a lo largo de cinco décadas y material documental.

Michael Schmidt (Berlín, 1945-2014) es uno de los artistas más influyentes de la fotografía alemana de posguerra, y rastreó a lo largo de su carrera las huellas de la sociedad contemporánea con su cámara a través de retratos, autorretratos, paisajes rurales, urbanos y naturalezas muertas. Su obra subraya la importancia del espacio urbano, la vigencia de la historia, la identidad femenina, el papel de lo regional y el peso de la naturaleza.


Nacido al terminar la Segunda Guerra Mundial en lo que sería Berlín Oriental, Schmidt ocupa un lugar singular dentro de la fotografía contemporánea alemana por su enfoque descriptivo de la realidad. Descubrió su interés por esta disciplina mientras trabajaba en la policía de Berlín Occidental, y aunque se afilió a algunos clubes de fotografía amateur, fue sobre todo un autodidacta que trabajó incansablemente para pulir su técnica. A principios de la década de los setenta empezó a impartir cursos de fotografía en centros de formación para adultos, y en 1976 fundó el Werkstatt für Photographie [Taller de Fotografía] en la Volkshochschule de Kreuzberg, que estuvo en funcionamiento hasta 1986. Allí se expusieron obras de fotógrafos estadounidenses contemporáneos a los que el público alemán nunca había tenido acceso. 


A mediados de los años setenta hizo las primeras fotografías en torno a su ciudad natal, dirigiendo su mirada a barrios como Kreuzberg (1969-1973) y Wedding (1976-1978) a los que dedicaría series capitales dentro de su producción centrándose en temas sociales con un estilo sobrio derivado de la tradición documental estadounidense.

El proyecto de exposición y libro Waffenruhe [Tregua] (1985-1987)–un estudio psicológico visualmente impactante de la ciudad aún dividida que se pudo ver en Berlín por primera vez en 1987– le granjeó fama internacional, y con Ein-heit [U-ni-dad] (1996), compuesto por un grupo de obras que examinaban el proceso de reunificación alemana, se alejó del entorno de su ciudad natal.  



Durante los primeros años del S.XXI Schmidt focaliza su mirada en cuestiones que exceden lo urbano capitalino llevando a cabo series centradas en mujeres como Frauen [Mujeres] (2000), o en el mundo rural como la titulada Irgendwo [En alguna parte] (2005). Su último proyecto vira hacia preocupaciones más globales materializándose en la serie sobre comida Lebensmittel [Alimentos] (2012, en su traducción literal, “medios para vivir”) que le permitió explorar la industria alimentaria en sucesivos viajes por Europa, y con la que le llegó el reconocimiento internacional.

La presente retrospectiva acoge sus principales series, publicaciones y material de archivo, y sigue en la media de lo posible el enfoque del propio Schmidt en la disposición y presentación de las obras.



En 1973, cuando ya ejercía de fotógrafo profesional, la oficina del distrito de Kreuzberg le encargó un libro sobre el barrio. Se publicó ese mismo año, con una segunda edición que se imprimió casi inmediatamente. A este libro le siguieron más encargos de otros distritos de la ciudad y del Senado de Berlín. En 1977, con un estilo documental estricto, fotografió el barrio de Wedding y a sus habitantes, y un año después sacó copias en diversos tonos de gris para publicarlas como serie.


Entre 1978 y 1980 fotografió el barrio berlinés de Friedrichstadt, en el sur de la ciudad, gravemente dañado durante la Segunda Guerra Mundial. Estas fotografías, como se puede apreciar en la muestra, capturan la atmósfera del Berlín Occidental de la posguerra, una ciudad que aparece con huecos entre edificios, solares sin construir y cortafuegos. Entre los temas dominantes figuran descampados urbanos y edificios públicos que fotografió con una luz difusa y una cámara de gran formato. En estos trabajos, Schmidt logró composiciones pictóricas que se sitúan en la frontera entre documentación y abstracción. Su Berlin nach 45 [Berlín tras el 45] no se publicó hasta 2005, un cuarto de siglo después de haber tomado las fotografías. Con el fotolibro Berlin-Kreuzberg. Stadtbilder [Berlín-Kreuzberg. Paisajes urbanos], publicado en 1983, empezó a alejarse del lenguaje documental tradicional y experimentó con un enfoque más subjetivo. 


A diferencia de las fotografías deliberadamente sobrias de sus series anteriores, el retrato de la ciudad aún dividida que Schmidt creó a mediados de la década de los setenta en el proyecto de libro y exposición Waffenruhe [Tregua], con fotografías en blanco y negro presenta múltiples facetas. A través este grupo de obras, el fotógrafo intenta transmitir la compleja situación política de Berlín y renuncia a la perspectiva documental en favor de secuencias pictóricas. Financiado con fondos públicos en el marco de las celebraciones del 750 aniversario de Berlín, este proyecto se expuso por primera vez en la Berlinische Galerie del Martin-Gropius-Bau, en las inmediaciones del Muro. La inclusión de Waffenruhe en una exposición colectiva en el Museum of Modern Art (MoMA) de Nueva York en 1988 supuso la inmediata consagración del artista a escala internacional. 


En paralelo a sus grandes series, Schmidt fue creando también obras de ambición más modesta que le concedían mayor libertad artística y le permitían depurar su método y lenguaje fotográfico. Las obras que siguieron a Waffenruhe se distinguen por el encuadre ajustado, la escasa profundidad de campo y los formatos inusualmente grandes para la época; son piezas que se centran cada vez más en la arquitectura y el retrato. Los motivos se han ido desvinculando de sus contextos urbanos o personales y funcionan como emblemas de la vida en la metrópolis, de la historia y de la sociedad. A este momento corresponden las series Architektur [Arquitectura] y Portraits [Retratos] 

En 1989 Schmidt dirigió su atención a Berlín por última vez para dar cuenta de las huellas visuales de la unificación alemana. Encontró buena parte de sus motivos en la antigua zona fronteriza del Muro y en esa tierra de nadie realiza 89/90.  Las fotografías que hizo por esa misma época del paisaje rural cercano a su segunda residencia en la Baja Sajonia no se publicaron hasta mucho después, cuando, poco antes de morir, las reunió en el libro de artista Natur [Naturaleza]. Esta obra constata la importancia que Schmidt concedió al paisaje durante esta fase de su vida. 


Con motivo de la exposición retrospectiva celebrada en la Haus der Kunst de Múnich en 2010, Schmidt produjo varios vídeos sobre sus libros de artista, de los que algunos se pueden ver en esta muestra. El fotógrafo daba tanta importancia al proceso de concepción y materialización de estos libros –que incluía sus decisiones sobre el diseño, las dimensiones, la secuencia de imágenes y el papel, o la supervisión de la impresión–, como al montaje de las exposiciones. 

Ein-heit [U-ni-dad] tomó forma durante la reunificación y aborda la historia y el simbolismo universal de los sistemas sociales que dominaron Alemania desde 1933: el nacionalsocialismo, el socialismo y la democracia. Este es el contexto en que el fotógrafo examina el papel esencial de los individuos en la sociedad y la posición que deciden adoptar.

Para Schmidt, una imagen publicada era parte integrante de la realidad objetiva. Las fotografías de Ein-heit incluyen imágenes muy recortadas y a veces invertidas, junto con reproducciones directas de material fotográfico existente, que suele combinar con sus propias tomas. De este modo, el artista reformula el contenido de las fotografías originales para sus propios fines.


Ein-heit, que se inauguró en 1996 en el Museum of Modern Art (MoMA) de Nueva York, fue la primera exposición individual que el museo dedicaba a un fotógrafo alemán en varias décadas.


Tras la reunificación alemana, Schmidt empezó a interesarse por el contexto regional alejando su mirada de la gran ciudad, Después de adquirir una caravana, emprendió con su mujer varios viajes a lo largo y ancho de Alemania (dieciséis en total). Publicó las imágenes resultantes en un libro de artista titulado Irgendwo [En algún lugar] y expuso las fotografías fuera de las grandes ciudades alemanas. La experiencia adquirida en estos viajes y su interés creciente por la comida y la bebida, reflejo de la sociedad alemana, se concretó en una serie titulada Lebensmittel [Alimentos]. Para realizarla llevó a cabo una investigación en Alemania, Noruega, Países Bajos, Austria, Italia y España, donde visitó diferentes tipos de plantas de procesamiento de alimentos.


En Lebensmittel, el artista empleó el color por primera vez en su carrera, además del habitual blanco y negro. Las imágenes no tienen título ni contienen mención alguna a la ubicación, por lo que es imposible situarlas geográficamente. Schmidt siguió desarrollando el método utilizado en Ein-heit [U-ni-dad], creando obras que en ocasiones funden dos mitades distintas o contienen imágenes o formas repetidas, u otras variaciones de motivos. El autor critica los excesos de un sistema económico tristemente conocido por su despilfarro. Las crisis actuales ponen de manifiesto que hemos llegado a los límites del crecimiento agrícola. Sus fotografías reflejan este hecho y la pérdida de confianza en la idea del crecimiento continuo. Con Lebensmittel, Michael Schmidt hace una importante aportación al debate sobre el que es, indiscutiblemente, uno de los recursos más importantes de la humanidad. Lebensmittel recibió el prestigioso Prix Pictet apenas unos días antes de la muerte del artista en 2014.



A finales de la década de 1990, Michael Schmidt se embarcó en una serie de retratos de hombres y mujeres jóvenes. Los retratos de mujeres de la generación más joven, vestidas y desnudas, “trataban de captar la relación de las fotografiadas con su propio cuerpo, examinando cómo las normas y los ideales transmitidos socialmente afectan a la noción de individualidad”, explica el comisario de la muestra. El fenómeno se dejaba sentir en gran variedad de ámbitos, desde la elección de la indumentaria y la ropa interior hasta la estilización del cuerpo, incluso de las partes íntimas. Schmidt pone de manifiesto “las huellas que esta imposición creciente de la uniformidad deja en el aspecto físico en forma de postura y porte, cicatrices y lesiones”, termina Weski.

Thomas Weski, Comisario

Schmidt interpretó estos fenómenos como la experiencia colectiva formativa de toda una generación, como quedó patente en sus exposiciones de la serie Frauen [Mujeres]. Presentó las obras como un bloque o tableau, con lo cual no ponía tanto el acento en los matices individuales como en los rasgos comunes de ese grupo de edad. Un análisis más detallado revela que este grupo de obras añadía otra faceta a la preocupación del fotógrafo por el papel del individuo en la sociedad. En el año 2000, Schmidt publicó la serie Frauen en un libro de artista homónimo, y en 2010, en la 6ª Bienal de Berlín, mostró algunos extractos en forma de anuncios a toda página en un periódico nacional y como carteles en espacios públicos.

La exposición podrá visitarse desde el 22 de Septiembre de 2021 hasta el 28 de Febrero del 2022, en la tercera planta del Edificio Sabatini del Museo Reina Sofía (Madrid).

jueves, 16 de septiembre de 2021

'CRUELDAD' UNA MIRADA DIFERENTE DE LAS IMÁGENES DE CHEMA MADOZ

 

© Chema Madoz, VEGAP, Madrid, 2021

El Círculo de Bellas Artes acoge setenta y tres fotografías de Chema Madoz, reunidas en la exposición “Crueldad”. La muestra, que se podrá visitar hasta el próximo 21 de noviembre en la Sala Picasso, permite observar bajo una luz diferente las creaciones del fotógrafo, cuya obra tolera, o incluso exige, una multiplicidad de registros de percepción. El que propone “Crueldad”, nos invita a indagar en un concepto hasta ahora insólito en la obra del fotógrafo: lo inquietante y lo inhóspito en aquello que debería ser más cotidiano e inofensivo, en todo aquello que se presenta como familiar y cercano. 

© Chema Madoz, VEGAP, Madrid, 2021

© Chema Madoz, VEGAP, Madrid, 2021

© Chema Madoz, VEGAP, Madrid, 2021

“Una imagen, una imagen sólo (una alfombra, una taza, una cuchara, un cajón, un zapato...), y todo lo apacible o rutinario, todo lo más cercano y familiar se amotina y subleva, parece conspirar hasta hostigarnos. Se rebela y, perverso, se revela algo hostil y taimado, quizá incluso letal potencialmente... Una sombra en cada recodo; cada espejo, un abismo; en cada herramienta o utensilio hay un arma que espera su momento, ese instante fatal e impredecible”. Así explican los comisarios de la exposición, Juan Barja y Patxi Lanceros, esta otra forma de leer algunas imágenes de Madoz. El particular agrupamiento concebido por Barja y Lanceros revela un aspecto turbador: el ambiente cruel con el que las fotografías quedan unidas, algo que además de causar sorpresa en el espectador, abre un nuevo horizonte en el trabajo del fotógrafo madrileño. “No se trata de descubrir nada nuevo, sino de descubrir lo que ya estaba en las imágenes”, ha señalado Patxi Lanceros durante la presentación. La idea inicial con la que concibieron este proyecto era “subrayar una carencia en la recepción habitual de la obra de Madoz, del que de forma habitual se destacan los aspectos optimistas, irónicos y amables de sus composiciones”. 

© Chema Madoz, VEGAP, Madrid, 2021

© Chema Madoz, VEGAP, Madrid, 2021

© Chema Madoz, VEGAP, Madrid, 2021

Chema Madoz ha destacado su ilusión desde que surgió la idea de este proyecto, porque “pone de relieve un aspecto que siempre he entendido que estaba presente en algunas fotografías y del que nunca se hablaba: la capacidad del ser humano de infringir dolor a los demás e incluso con un cierto regodeo. Poner en evidencia algo que estaba en un segundo plano ha sido para mí un ejercicio atractivo y hasta necesario”. 

Cada una de las setenta y tres fotografías que forman parte de la muestra, algunas conocidas por sus seguidores, otras que se muestran por primera vez, se acompaña de un texto no firmado o rescatado de diferentes autores (Borges, Dante, Homero, Lorca, Bach, W. Benjamin, Kafka, Springsteen…). 

© Chema Madoz, VEGAP, Madrid, 2021

© Chema Madoz, VEGAP, Madrid, 2021

© Chema Madoz, VEGAP, Madrid, 2021

Este otro guiño, que constituye por sí mismo otro maravilloso juego dentro de la exposición, se puede leer en los códigos QR que van unidos a cada imagen. “No hemos querido interpretar las obras – ha destacado Juan Barja- sino abrir posibilidades de sentidos a partir de cada obra, como cualquier espectador que se pueda poner delante de estas fotos”. 


Alcanzado ese centro, la burbuja negra reventó hacia arriba, y el ataúd salvavidas, liberado en razón a su resorte y subiendo con fuerza [...] salió disparado y se quedó flotando junto a mí. Sostenido por ese ataúd, durante todo un día y una noche navegué a través de un mar sereno, como un canto fúnebre. 
Herman Melville, Moby Dick.
© Chema Madoz, VEGAP, Madrid, 2021

Con motivo de la exposición se ha editado un catálogo, en coproducción con La Fábrica, que incluye una selección de 102 imágenes, así como textos firmados por Juan Barja, Patxi Lanceros y Oliva María Rubio. 

© C.Meléndez

© Chema Madoz, VEGAP, Madrid, 2021