Cabecera La Mirada Fotográfica

Cabecera La Mirada Fotográfica

martes, 8 de marzo de 2016

Rosalind Fox Solomon


Rosalind Fox Solomon (nacida en 1930), es una artista estadounidense con sede en la ciudad de Nueva York, que es célebre por sus retratos y por su conexión con el sufrimiento humano, el ritual, la supervivencia, y la lucha. Su trabajo ha sido mostrado en casi 30 exposiciones individuales y 100 colectivas, y se encuentra en las colecciones de más de 50 museos en todo el mundo. Durante los últimos 45 años ha creado nuevos, desafiantes, auténticos y personales cuerpos de trabajo. Su primer y principal interés ha sido la fotografía, aunque en los proyectos más recientes ha incorporado componentes de poesía, performance, instalación y vídeo.
 


Coincidiendo con el lanzamiento de su último libro, “Got to Go”, la Bruce Silverstein Gallery, de Nueva York le ha organizado una exposición, la cuarta en esta institución, que incluye un total de 30 fotografías, así como una proyección de tres canales con aproximadamente 40 imágenes y audio. El componente de sonido está compuesto por un canto fúnebre mezclada con voz y extractos de la composición de Jason Eckardt, “Tongues”, interpretado por Tony Arnold y el grupo The International Contemporary Ensemble.




Uno de los trabajos más conocidos de Solomon fue el que comenzó en mayo de 1987 sobe los enfermos de SIDA. En esa serie de imágenes, el objetivo de Rosalind era revelar a través de sus retratos un carácter especial, una relación, un entorno, y también los aspectos menos conocidos de la lucha humana para sobrevivir a la enfermedad. Ella concibió el nuevo proyecto como la continuación de los retratos que ya había realizado anteriormente en el hospital de Chattanooga, Tennessee. El proyecto también está conectado con algunos de sus trabajos más recientes, como son los retratos de hogares de ancianos en Perú y México o los de personas sin hogar en de San Diego y Nueva York. 





Rosalind Fox Solomon fue una de las primeras fotógrafas de su generación en recorrer distintos rincones del mundo buscando temas y un cuerpo de trabajo para sus reportajes, sin haber sido contratada o comisionada para ello. Sus motivaciones eran íntimas, y estaban basadas en una constante necesidad de auto-descubrimiento a través de los ojos de los demás. La obra de Solomon no es en absoluto lineal sino que fluye entre lo personal y lo universal. Incluso en sus trabajos periodísticos las fotografías de Solomon revelan nociones de poder, supervivencia, fe y en general reflejan la conducta humana.  Lo más importante del talento de Rosalind Fox Solomon reside en su capacidad para interpretar y luego fotografiar los elementos sociales de los lugares a los que viaja y las obsesiones y ansiedades que viajan con ella.







miércoles, 3 de febrero de 2016

Antonio Zazueta Olmos


Nacido en México, Antonio Zazueta Olmos es un reportero gráfico que ha trabajado en temas relativos a los derechos humanos, el medio ambiente y los conflictos armados a lo largo de su carrera. Ha trabajado extensamente en América, África y Oriente Medio tanto para publicaciones editoriales como para organizaciones no gubernamentales de todo el mundo. Ganador  de un primer premio en  World Press Photo Awards, su trabajo también ha aparecido en numerosas revistas y suplementos dominicales del  Reino Unido. Olmos tiene su base en Londres desde mediados de 1990 y aunque lleva años documentando lugares como Afganistan, Palestina, Angola o Nicaragua, o haciendo un seguimiento de los refugiados que ha provocado la crisis de 2015, su trabajo más conocido es The Landscape of Murder, sobre el cual  publicó su primer  libro en enero del 2014.
 





The Landscape of Murder documenta todos los lugares en los que ocurrieron asesinatos en Londres, entre el 1 de enero de 2011 y el 31 de diciembre de 2013. En total 210 asesinatos fueron cometidos a lo largo de estos dos años. La mayoría de estas muertes violentas fueron noticia apenas durante un breve momento y los paisajes en los que ocurrieron volvieron a la normalidad rápidamente en cuanto los equipos forenses encargados de analizarlos los abandonaron. Sin embargo las cicatrices permanecen, a veces de una forma sutil, otras de un modo mucho más abierto, ya sea por medio de una flor solitaria, o por la reunión de familiares y amigos durante el duelo. A veces, sin embargo, no queda nada para mostrar que una vida ha terminado de una manera violenta en un sitio determinado. 





Antonio Zazueta Olmos busca con sus imágenes dar voz a la memoria de unos hechos que son rápidamente olvidados. Hechos  en que se ha producido una gran violencia la mayoría de las veces en silencio, de una forma privada y sin conocimiento del público. Muertes por violencia doméstica, atropellos, peleas de bandas, asesinatos. Este proyecto ha llevado al autor a zonas y barrios de Londres que conocía poco o nada y en el proceso ha creado un retrato alternativo de Londres, en el que impera la violencia y la desigualdad. 




 http://www.antonioolmos.com/



sábado, 16 de enero de 2016

Jan Lukas


«Observar  y  preservar  aquello  que me  interesa,  con  la  esperanza  de  que hay  muchas  otras  personas  a  quienes también les interesa,» («To observe and  to  preserve  that  which  interests me, hoping that there are many others who are interested too,»),  reza el credo del documentalista Jan Lukas, autor del excelente Diario fotográfico de Praga 1938-1965.

El trabajo de Lukas muestra la caída de los países centroeuropeos en las redes del totalitarismo: primero la anexión de Austria a Alemania, después la disgregación de Checoslovaquia y la ocupación nazi de los territorios checos, para acabar con la hegemonía de posguerra de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. La fotografía checa tiene, además de Lukas, sólo dos creadores que han ofrecido testimonios comparables. La experiencia del llamado reclutamiento total para trabajar en beneficio del poder ocupante, el Tercer Reich, fue expresada por Zdenûk Tmej inminentemente a la finalización del conflicto en el libro  Abecedario  del  vacío  espiritual (presentado en alemán como Alphabet der geistigen Leere y en inglés The ABCs of Spiritual Emptiness). La invasión de las tropas del Pacto de Varsovia, que reprimieron la Primavera de Praga, fue captada por Josef Koudelka en el álbum publicado en Francia  Prague,  1968

Las obras mencionadas anteriormente pertenecen al fondo básico de la memoria visual nacional checoslovaca, al mismo tiempo que representan una interesante aportación en imágenes a la historia europea. Los reportes de Lukas y Tmej fueron publicados en los años  90  por  la  editorial checa  TORST  de  Víctor Stoilov, que sin embargo y a pesar de intentarlo no logró publicar el libro de Koudelka.




Jan Lukas empezó a fotografiar en la segunda mitad de los años 20, cuando era tan  sólo un estudiante de 12 años. Entonces  ya  vivía en Praga, adonde su familia se había trasladado desde el idílico sur de Bohemia. A través del cine y de revistas populares ilustradas adquirió nociones sobre las formas y la luz y como debía interpretarlas. Gracias al testimonio del autor sabemos que se miraba en celebridades progresistas de la fotografía y que determinaron su gusto. De los fotógrafos franceses le gustaban especialmente André Kertész y Brassai. Muy pronto intentó imitar a sus dos modelos y enseguida consiguió publicar: «Entonces todavía  iba  al  colegio  y  de  camino pasaba junto a escaparates repletos de revistas con mis fotografías en las  portadas,» recuerda Lukas. En el año 1934 realizó con éxito los exámenes de reválida, pero sin ninguna intención de iniciar la carrera para la que fue instruido por deseo de su padre. Aún siendo diplomado de la academia de comercio, prefería completar sus conocimientos de fotografía mediante una estancia de un año  en  la  escuela  gráfica de Viena. Por aquel entonces empezó a publicar también en la prensa extranjera.





El debut de Jan Lukas en las galerías tuvo lugar a raíz de su participación en un evento fundamental de la vanguardia de los años  30,  la Exposición internacional de fotografía que acogió la sala Mánes de Praga. En menos de un mes, al inicio de la primavera de 1936, la sala recibió a 7.927 visitantes. Lukas exponía por primera vez y lo hacía conjuntamente con los mejores maestros nacionales – Josef Sudek, Jaromír Funek, Jindrich Styrsky, Miroslav Hák, Frantisek Povolny, Eugen Wiskovsky, Otakar Lenhart o Alexander Hammid, con quien más tarde conincidiría en Nueva York. En la exposición también estaban representadas estrellas mundiales como Man Ray, László Moholy Nagy, John Heartfield, Raoul Hausmann, Alexander Michailovich Rodchenko y toda una pléyade de artistas internacionales. Igual de importante fue la participación de Lukas en otra manifestación colectiva de opiniones, llamada “Siete” en octubre de 1939. Por entonces, al inicio de la guerra, el historiador de arte Pavel Kropáãek caracterizó en el catálogo de la galería Topiã en Praga el trabajo de Lukas País y Pueblo, del ciclo patriótico, como técnicamente atrevido y poético.  



Es evidente que Jan Lukas nunca dejó que le quitaran la determinación de expresarse mediante la fotografía sobre la sociedad en la que vivía. A lo largo de los años el autor ha ido encadenando percepciones  en  colecciones  de  fotografías unidas por su significado: mediante ellas ha señalado  características comunes a través de la interioridad de la vivencia. Además de  las imágenes bucólicas de País y Pueblo (publicada en forma de libro en 1946), construyó también el  Diario de Praga 1938 – 1965 y de manera continuada, después de los primeros veinte años de exilio, el creciente Isleños/ The Islanders (1987).

El  exilio, al que voluntariamente se sometió en 1965, cuando tenía cincuenta años, significó una reavivación de las fuentes originales. Lukas incluso se encontró con el ídolo de su niñez, André Kertész: «Con veinte años más que yo, él todavía iba por Nueva  York  con  la  cámara  en la mano. Fue un estímulo saber que aún me quedaban veinte años más.»

Nueva York, y sobre todo Manhattan, supuso para Lukas «Un  encandilamiento  total», tal y como lo llama el mismo fotógrafo, «Simplemente caminando por la isla  de  Manhattan  uno  ve  imágenes que pueden ser tomadas en Hong Kong o Nápoles, San Juan o Tel Aviv, incluso  Calcuta  o  Pompeya.»
Jan Lukas aseguraba que se reconoce a un buen fotógrafo por la frecuencia con la que goza de suerte. Es una bonita sentencia. En realidad es necesario adelantarse a la fotogenia. Es consciente de ello, tal y como revela en la explicación del momento en que se despidió de la fotografía: «El fotógrafo debe ir tras su testimonio mediante la preparación, es decir,  mediante  un  estudio  del  tema, y también mediante la superación de los obstáculos. Cuando en una ocasión en el año 1989 vi a un joven que subía  a  una  farola,  para  desde ahí  fotografiar  aquello,  que  yo  sólo podía  captar  como  mucho  desde  la acera, lo dejé.»  





Lukas se mantuvo siempre fiel al libro de fotografías, llegando a publicar un total de 23 libros, muchos de ellos sobre temas topográficos. Sin embargo, esta práctica quedó interrumpida por el exilio en América, donde se refugió con su esposay dos hijos después tras una visita en 1964 a unos amigos. «No quería que mis hijos vivieran en el  país  de  la  arbitrariedad.» En los años  90  realizó una serie de exposiciones en Praga y Nueva York, también le fueron publicados libros nuevos y otros más antiguos. La editorial de Franz Kafka / Franz-Kafka-Verlag sacó a la calle la colección Amerikanach  Kafka  (América  según  Kafka), America  according  to  Kafka(1993) en la versión inglesa, mientras que TORST, treinta años  después de finalizar su actividad editorial, publicó por primera vez una versión bilingüe en checo e inglés del Diario  de Praga  1938 –  1965. También se imprimieron versiones readaptadas de dos colecciones de los años  60: Das Praguer Guetto (El Gueto de Praga) en la editorial Aventin (1993), y después en la Editorial de Franz Kafka, no sólo en alemán (Kafka lebte in Prag), sino también en checo bajo el título Praga – ciudad natal de Franz Kafka (2000).