Cabecera La Mirada Fotográfica

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martes, 28 de octubre de 2025

PICASSO Y KLEE EN LA COLECCIÓN DE HEINZ BERGGRUEN

 


Tras la inauguración hace unos días de la exposición Warhol, Pollock y otros espacios Americanos, el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza presenta Picasso y Klee en la colección de Heinz Berggruen, una muestra realizada junto al Museum Berggruen de Berlín que revela la conexión artística entre dos genios del arte moderno, Pablo Picasso y Paul Klee.

Pablo Picasso
Arlequín sentado, 1905

Sin duda son dos duelos que merece la pena visitar. Si en el primero nos enfrentamos a una visión entre el arte abstracto y el arte figurativo, en esta ocasión es más difícil delimitar las diferencias entre ambos artistas. Paul Klee fue un pintor alemán nacido en Suiza,  cuyo estilo varía entre el surrealismo, el expresionismo y la abstracción. Pablo Picasso por su parte, malagueño de nacimiento y creador del cubismo, a lo largo de su extensa carrera, experimentó con una gran variedad de estilos, incluyendo el expresionismo, el surrealismo y el academicismo. Así pues aunque ambos poseían personalidades muy distintas  coincidieron en determinados momentos en su forma de ver y de expresar el mundo.

Paul Klee
Despertar, 1920

Pablo Picasso
Naipes, tabaco, botella y vaso, 1914

A ambos les une el espíritu de experimentación, la facilidad para el dibujo, el interés por los mismos géneros y temas, la inclinación por la sátira y el sarcasmo como medio de transgresión y la deformación de las formas y el cuerpo humano. A través de un lenguaje plástico cargado de radicalidad, contribuyeron a transformar la manera de mirar y acercarse al mundo, dejando una profunda impronta en el desarrollo del arte contemporáneo.
Paul Klee
Dama con lacre, 1930

Comisariada por Paloma Alarcó, jefa de Pintura Moderna del Museo Thyssen, y Gabriel Montua, director del Museo Berggruen, la exposición rinde homenaje al legado de Heinz Berggruen, uno de los marchantes y coleccionistas más relevantes del siglo XX, a través de más de 60 obras, la mayoría de ellas pertenecientes al museo alemán. Cuenta, además, con la colaboración de la Comunidad de Madrid.

Pablo Picasso
Dora Maar con uñas verdes, 1936

Con motivo de la remodelación de su edificio, el Museo Berggruen ha organizado desde 2022 una serie de exposiciones internacionales en Japón, China, Australia y en Europa para mostrar lo más destacado de su colección. En el caso del Museo Thyssen, se propone un diálogo visual e intelectual entre estos dos artistas, los favoritos del coleccionista.


La exposición se podrá visitar del 28 de octubre de 2025 al 1 de febrero de 2026 en las salas de las exposiciones temporales de la primera planta.





martes, 21 de octubre de 2025

WARHOL, POLLOCK Y OTROS ESPACIOS AMERICANOS

 


El Museo Nacional Thyssen-Bornemisza organiza una exposición que reúne la obra de Andy Warhol y Jackson Pollock, dos nombres clave en el arte del siglo XX, quienes plantean problemas relacionados con las nuevas estrategias espaciales. Se trata de dos figuras extraordinariamente complejas, en apariencia muy distintas, pero unidas, igual que otros artistas de esa generación también presentes en la muestra, por sus preocupaciones hacia los cambios en la tradición pictórica, lo espacial y, en algunos casos, el uso de los grandes formatos.


En opinión de Guillermo Solana hay tres razones para que esta exposición sea especial e imprescindible. La primera de ellas es que Pollock no había tenido nunca una exposición propia en España, si bien en 2016 el Museo Picasso de Málaga expuso la obra monumental “Mural” dentro de una exposición titulada ‘La energía hecha visible’, ésta sería la primera vez que se muestran varias de sus obras en un mismo espacio y además se da la circunstancia de que el Museo Thyssen-Bornemisza es el único lugar en nuestro país en el que Pollock está representado, ya que posee la obra Marrón y plata I.


En segundo lugar, hay que apreciar que si bien ha habido varias exposiciones de Warhol en España, incluso en Madrid, se da la coincidencia de que la actual comisaria Estrella de Diego ya había comisariado otra muestra de este autor en nuestro territorio, Warhol sobre Warhol (La Casa Encendida de Madrid, 2007). Y también vivió en primera persona aquella primera y mítica exposición  Pistolas, Cuchillos, Cruces,  una exhibición creada para el galerista Fernando Vijande que supuso un símbolo de apertura para el arte contemporáneo y ubicó a España dentro del exclusivo circuito artístico internacional.



En los últimos años ha habido una cierta banalización del trabajo de Warhol y se ha tendido más a convertir sus exposiciones en meros espacios con intereses comerciales que auténticas muestras de su obra. El Thyssen-Bornemisza vuelve a los orígenes para traer algunas de las obras más significativas del autor, en las que no solo podremos ver su trabajo figurativo sino también algunas de los cuadros abstractos que realizó y que en algunos aspectos tienen ciertas similitudes con el trabajo de Pollock, de tal modo que podría decirse que la exposición está concebida como Warhol mirando a Pollock. 



Y en tercer lugar y quizás la más importante de las razones para visitar la muestra es el hecho de haber juntado a estos dos grandes artistas con otros contemporáneos suyos, como Lee Krasner, Helen Frankenthaler, Marisol Escobar, Sol LeWitt,  Cy Twombly, Robert Rauschenberg  o Mark Rothko. Es esta una exposición que cuestiona el canon del arte moderno. Pintura sin imagen en el caso de Pollock e imagen sin pintura en el caso de Warhol. 

Es también una exposición con la que la comisaria, Estrella de Diego llevaba veinte años soñando. Escritora, investigadora y catedrática de la Universidad Complutense de Madrid, Estrella de Diego es Académica de número de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, y además de haber comisariado múltiples exposiciones, es autora de varios libros entre los que se encuentra Tristísimo Warhol, publicado por al editorial Anagrama en 1999, en el que se hace mención a la una mítica frase de Andy Warhol: «Quiero ser tan famoso como la reina de Inglaterra», comentaba Warhol. Esta frase, banal en apariencia, podría estar cargada de significados. No quiere ser el presidente de Estados Unidos, ni un millonario, ni una estrella: aspira a ser la reina de Inglaterra. Quiere, en suma, tener un pasado no solo con testamento, sino con testamento ante notario. No quiere ser únicamente famoso o rico: aspira a crear un pasado lleno de pasado –el que reproduce en su casa– y quiere, además, ser inglés, ajustándose al mito por excelencia de glamur en América.

La exposición que podrá visitarse desde el 21 de octubre de 2025 al 25 de enero de 2026 reúne más de cien obras, muchas nunca vistas en España. Proceden de una treintena de instituciones de Norteamérica y Europa y el recorrido de la muestra abarca seis salas que permiten revisar la ruptura que tradicionalmente ha establecido la historia del arte entre la abstracción y la figuración del arte pop, mostrando conexiones y diálogos entre ambas. 

Para la ocasión se ha realizado un catálogo con el apoyo de la Pollock-Krasner Foundation, con textos de Estrella de Diego y Patrick Moore ex director de The Warhol Musseum. 

Fotos de Sala ©Conchita Meléndez


lunes, 20 de octubre de 2025

LAS FERIAS DEL CAMPO. PAISAJES Y ARQUITECTURAS MODERNAS EN LA CASA DE CAMPO

 


Aunque todos hemos echado un vistazo a la Historia en algún momento de nuestra vida, bien de niños al estudiar, o bien de adultos por puro interés, lo cierto es que conocemos mejor lo ocurrido hace varios siglos que los hechos  más recientes transcurridos en el último siglo. Sobre todo en lo referente a nuestra propio país. 


El Museo ICO nos ofreció en el 2024 una interesantísima exposición sobre los pueblos de colonización en España en el siglo XX, comisariada por Ana Amado y Andrés Patiño, en la que se mostraba una parte de esa historia totalmente desconocida para las nuevas generaciones y casi olvidada por nuestros padres y abuelos y que sin embargo forma parte de nuestras raíces. 


Este año vuelve a mostrarnos otra parte de nuestra historia con la exposición ‘Las Ferias del Campo’, un recorrido por apenas 25 años del pasado siglo, pero que tuvo un gran impacto no solo en la capital, sino también en el resto de España e incluso resultó una apertura hacia otros países. Y es que a pesar del subtítulo de la exposición: ‘Paisajes y arquitecturas modernas en la Casa de Campo’, esta muestra es mucho más que una exhibición de arquitectura, es un recordatorio de las políticas llevadas a cabo durante la dictadura, de las tradiciones y costumbres de las distintas regiones españolas, y de la necesidad de esparcimiento de las clases populares.  


Comisariada por el arquitecto José de Coca Leicher la muestra nos ofrece una honda y rigurosa mirada sobre lo que fue el recinto ferial de la Casa de Campo, del que aún quedan algunos vestigios y en el que confluyeron arquitectura, arte, paisaje y modernidad entre los años 1950 y 1975. 


Como una continuidad de las ferias de ganadería, la Feria del Campo se concibió como un lugar de reunión para agricultores, ganaderos y público en general. Era el lugar al que se acudía para conocer los avances tecnológicos en materia de todo aquello que pudiera mejorar el trabajo agrícola, para exhibir los mejores ejemplares de nuestra cabaña ganadera y también para que el público pudiera disfrutar de un tiempo festivo, regocijándose con danzas costumbristas y cocina regional de los distintos puntos de España. 


Las Ferias del Campo parte de una investigación que documenta 115 pabellones proyectados a lo largo de varias décadas, 61 de los cuales aún se conservan en el recinto. El recinto, diseñado por Francisco de Asís Cabrero, se inauguró en 1950,  para acoger la primera Feria Nacional del Campo. Su trazado original incluía arquitecturas de arcos y bóvedas de ladrillo, con una estética moderna y radicalmente distinta a los lenguajes de la arquitectura española del momento. Entre 1953 y 1975, el recinto se amplió para acoger nuevas ediciones de la Feria Internacional del Campo, organizadas por la Delegación Nacional de Sindicatos, en paralelo al fin de la autarquía. Sobre ese trazado paisajista se construyeron pabellones proyectados por jóvenes arquitectos, convirtiendo el espacio en un auténtico “laboratorio de arquitecturas”. Entre ellos se encontraban Miguel Fisac, Alejandro de la Sota, José Antonio Corrales o Ramón Vázquez Molezún. 


La muestra también explora la colaboración entre arquitectos y artistas, responsables de las artes decorativas de los pabellones, otro de los grandes atractivos de las ferias. Entre ellos destacan los pintores Carlos Pascual de Lara, Antonio Rodríguez Valdivieso, Antonio Lago Rivera, Amadeo Gabino, Manuel Suárez-Pumariega Molezún o Jesús de la Sota.


La exposición reúne más de 300 piezas: fotografías, planos, maquetas, documentos inéditos y obras de arte y se podrá visitar hasta el 11 de enero de 2026. La muestra viene acompañada de una publicación, editada por la Fundación ICO en colaboración con Ediciones Asimétricas, que recoge las claves de la rigurosa investigación desarrollada en torno al recinto ferial de la Casa de Campo de Madrid.

Fotografías © Conchita Meléndez









viernes, 17 de octubre de 2025

EL MUSEO REINA SOFÍA EXHIBE LA RETROSPECTIVA DE MARUJA MALLO: MÁSCARA Y COMPÁS

 

Sorpresa de trigo © Maruja Mallo 

Desde el pasado 8 de octubre de 2025 y hasta el 16 de marzo de 2026 los visitantes que acudan al Museo Reina Sofía podrán contemplar la obra de una de las figuras más destacadas de la Generación del 27 y la más importante representante del grupo de artistas que promovió, por primera vez, una cosmovisión femenina desde un punto de vista novedoso, el de la mujer moderna, libre, activa e independiente.


Organizada por el Museo Reina Sofía y la Fundación Botín, la exposición Máscara y compás de Maruja Mallo, está comisariada por la historiadora del arte Patricia Molins. Cuenta con un centenar de pinturas, de ellas 13 forman parte de la Colección del Museo, unos 70 dibujos, además de otro centenar de fotografías y documentos de la artista, algunos inéditos, muchos de ellos adquiridos recientemente por el Museo Reina Sofía como parte del legado del Archivo Lafuente. Con el título Máscara y compás se alude a dos elementos característicos de la obra de Mallo, el compás como instrumento rector del trazado geométrico del que parte su pintura, y la máscara como referencia a la tensión que existe en su obra entre lo animado y lo inanimado, entre la naturaleza, efímera, y su representación plástica, intemporal.

La muestra, que recoge todo el recorrido artístico y vital de esta inclasificable artista, es incluso más amplia de la que se ha podido ver recientemente en el Centro Botín, especialmente en materia de documentación, y se presenta de forma cronológica a lo largo de once salas de la Planta 1 del Edificio Sabatini e incluye las cinco verbenas que la dieron a conocer en su exitosa exposición organizada por Ortega y Gasset en 1928 en los salones de la Revista de Occidente, y que no se habían mostrado juntas desde entonces.


La obra de Maruja Mallo refleja, además de su compromiso social con la justicia y la igualdad, su profunda curiosidad por todo lo que la rodea, desde lo artístico hasta lo tecnológico, científico y filosófico, uniendo materialidad con espiritualidad, fundiendo lo popular, lo performativo y lo mágico.



Maruja Mallo se llamaba en realidad Ana María Gómez González y nació en 1902 en Viveiro (Lugo). Fue la cuarta de catorce hermanos en una familia que vivió numerosos traslados de domicilio debido a la profesión de su padre, funcionario de Aduanas. Inició su formación en la Escuela de Artes y Oficios de Avilés. Con 20 años se trasladó con su familia a Madrid y comenzó a estudiar en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, donde estuvo hasta 1926.

 

En la capital empezó a frecuentar artistas, escritores y cineastas de la Generación del 27 como Salvador Dalí, Federico García Lorca, Margarita Manso, Luis Buñuel, María Zambrano, Concha Méndez o Rafael Alberti, con quien mantuvo una relación de cinco años.

En 1931 viaja a París tras concedérsele una beca para estudiar escenografía teatral y realiza una exposición con varias obras de sus series Estampas y Cloacas y campanarios, vendiendo allí El espantapájaros a André Bretón. A su regreso a España aprueba una oposición como docente y en 1935 comienza a trabajar en la escenografía de la ópera de Rodolfo Halffter Clavileño, cuyo estreno se anuló por la Guerra Civil. Durante años colaboró con la prestigiosa Revista de Occidente realizando numerosas viñetas y portadas.



Durante los años de la guerra Maruja Mallo se desplaza a Uruguay y Argentina donde hace grandes amistades y trabaja intensamente vendiendo obras a coleccionistas y museos. No regresa a España hasta 1965 y a principios de los años 70, la exposición Orígenes de la vanguardia española en la galería Multitud de Madrid marca su redescubrimiento para una nueva generación.

Joven negra © Maruja Mallo

En 1982 recibe la Medalla de Oro de Bellas Artes del Ministerio de Cultura. Maruja Mallo falleció en Madrid el 6 de febrero de 1995, siendo ya una figura de culto y referente de la modernidad artística española del siglo XX.


Para la inauguración de la exposición la Asociación Cunchas e Flores de Bueu, con el apoyo de la Xunta de Galicia, ha realizado una alfombra efímera de conchas, Conchas y compás, de 12 metros de largo y 2 de ancho, que se puede ver en la entrada principal del Museo, inspirada en la producción artística y la personalidad de esta genial creadora.