Aunque hoy en día la
fotografía se ha convertido en un entretenimiento al alcance de cualquiera, desde
sus inicios y a lo largo sobre todo de la primera mitad del siglo pasado, los estudios de fotografía
fueron centros importantes en la vida de las ciudades, lugares donde los
ciudadanos iban en busca de su propia imagen como individuos, pero también como
miembros de una clase social y de una comunidad más amplia.
En este sentido James Van Der
Zee (1886-1983), es considerado como uno
de los fotógrafos americanos más importantes del siglo XX y uno de los grandes maestros del retrato.
Nacido y criado en Lenox,
Massachusetts, en el seno de una gran familia, era el segundo de seis
hermanos, Van Der Zee obtuvo su primera
cámara a través de una promoción de una revista cuando aún era un adolescente,
tenía 14 años, y aprendió a tomar y revelar
fotografías utilizando a su familia y sus
amigos como modelos. Al igual que el resto de sus hermanos James fue un buen
estudiante y desde el principio se interesó por el mundo del arte, aprendiendo
a tocar el piano y el violín en su juventud.
En 1905, se trasladó a Harlem,
Nueva York, con su hermano Walter. Allí trabajó durante un tiempo en diversos oficios,
camarero, ascensorista, conserje, etc, hasta que en 1907 se casa con Kate Brown
y se traslada a vivir a Virginia, donde
Van Der Zee haría trabajo de fotografía para el Instituto de Hampton. Tras
dar la bienvenida a su primer hijo, la pareja se muda de nuevo a Nueva York en
1908 en donde Van Der Zee se gana la vida dando clases de piano y violín y como
miembro de la Fletcher Henderson's band y
la John Wanamaker Orchestra.
Van Der Zee obtuvo también un
trabajo como asistente de cámara oscura en unos grandes almacenes de Nueva
Jersey, donde pronto evolucionó y comenzó a realizar retratos. En 1911 su
hermana Jennie le insta a abrir un estudio de fotografía como parte del
Conservatorio Toussaint de Arte y Música. En 1916, y tras separarse de su
esposa, Van Der Zee abre su propio estudio, ubicado en el 109 de la calle 125,
con el nombre de Guarantee Photo, que años más tarde se transformaría en GGG
Studio, tras su segundo matrimonio con Gaynella Greenlee. Allí pasaría sus
mejores años como fotógrafo convirtiéndose rápidamente en un referente del
barrio de Harlem.
El renacimiento de Harlem
estaba en pleno apogeo durante los años 1920 y 1930, y durante décadas, Van Der
Zee fotografió a innumerables celebridades afroamericanas, aunque su obra se
destaca especialmente por su representación pionera de la clase media
afroamericana. Él tomó miles de fotografías, en su mayoría retratos de
interior, y marcó cada una de las fotos
con su firma y la fecha, lo que resultaría ser de suma importancia para la futura documentación de las mismas, ya que se conservan
alrededor de 75.000 fotografías.
Una de las especialidades de
Van Der Zee fueron los retratos funerarios. Para aquellos que tenían medios
financieros, las fotografías post mortem no eran infrecuentes en ese momento.
En algunos casos, especialmente cuando se trataba de niños muy pequeños, un
retrato funerario podría ser la única fotografía jamás tomada de una persona, y
la única fotografía que sus familias tendrían que recordarlos. Para las
personas que habían emigrado a Harlem, los retratos funerarios permitían a los
familiares que habían dejado atrás y que
no podían asistir al funeral tener un recuerdo de un ser querido. Van Der Zee
aplica a sus fotografías funerarias una técnica de cuarto oscuro que ya utilizaba
en algunos de sus retratos de estudio, con fotomontaje para insertar poemas e
imágenes espirituales de el tema. En ciertos casos, Van Der Zee fotografió a los fallecidos, tanto en la vida como en la
muerte, llevando con técnicas de fotomontaje a superponer el retrato original
sobre la imagen funeraria. Este fue el caso de su hija, Rachel, que murió a los
15 años. En 1978 estos retratos se
reunirían en un libro, “The Harlem Book of the Dead”, acompañados por poemas
originales y textos del pota Owen Dodson y de la artista Camille Billops.
Van Der Zee, planeaba
cuidadosamente todas sus tomas organizando los retratos de su estudio con
ornamentados muebles, cortinajes, y todo tipo de atrezo, incluidos los fondos
pintados, muchos de los cuales fueron diseñados y realizados por el mismo. El
acabado de las fotografías también era una parte importante de su trabajo ya
que a menudo recurría a retocar la imagen final con óleos y acuarelas y/o como
ya hemos comentado al fotomontaje. Las poses de los modelos eran cuidadosamente
dirigidas para que cada una de las obras que salían de su estudio contarán una
historia.
Con la llegada de las cámaras personales a mitad del siglo, el deseo
de los servicios de Van Der Zee, como el del resto de los fotógrafos de estudio
disminuyen, las familias comienzan a tomar sus propias imágenes para el
recuerdo; sus ingresos disminuyen considerablemente y empieza a tener problemas
para llegar a fin de mes por lo que complementa sus actividades realizando
fotografías para pasaportes y también trabajando como fotógrafo oficial para la
Marcus Garvey’s United Negro Improvement Associate (UNIA), para la que fotografió
los innumerables edificios, funciones de la iglesia, desfiles y funerales,
capturando la emoción y el idealismo del Renacimiento de Harlem y proporcionando
un registro visual muy valioso del siglo XX en Harlem.
Aunque su trabajo era muy
conocido en la comunidad de Harlem durante décadas, sus fotografías no llegaron
a un público más amplio hasta 1969, cuando su obra fue incluida en el Museo
Metropolitano en una polémica exposición
de Arte, “Harlem on My Mind”. Sin embargo, Van Der Zee y su esposa todavía se enfrentan
a dificultades financieras; después de que fueron desalojados de su residencia en
Harlem, se trasladaron al Bronx. Allí Greenlee muere en 1976, y Van Der Zee,
enfermo vive en la miseria. Donna Mussenden directora de una galería de arte se
interesa por su causa y comienza a estructurar su obra y a organizar apariciones
públicas del autor. Los dos se casaron
en 1978. Revitalizado, Van Der Zee empieza a trabajar de nuevo y una ola de fama le lleva a recibir una gran demanda;
algunas de las celebridades a las que capturó en esta etapa incluyen a Bill
Cosby, Lou Rawls, Cicely Tyson y Jean Michael Basquiat.
En 1981, Van Der Zee
presentó una demanda para reclamar más de 50.000 imágenes al Studio Museum of
Harlem, por los derechos a los que había renunciado después de su desalojo. El
caso se resolvería a título póstumo, de modo salomónico, la mitad del trabajo
se devolvió a los bienes del fotógrafo, y el resto está retenido por el museo y
el Instituto James Van Der Zee.
Van Der Zee recibió varios
reconocimientos a su regreso a los escenarios; entre otros honores, se
convirtió en miembro permanente del Museo Metropolitano de Arte y recibió un
premio Living Legacy de manos del presidente Jimmy Carter. Después de recibir
un doctorado honorario de la Universidad de Howard, Van Der Zee murió de un
ataque al corazón a los 96 años, el 15 de mayo de 1983. Desde entonces, su obra
ha sido objeto de numerosas exposiciones y de becas, sobre todo, una
retrospectiva organizada por la National Portrait Gallery en 1993 y el
establecimiento de los James Van Der Zee Photographic Collections at The Studio
Museum in Harlem. Sus fotografías se incluyen en colecciones de museos tan
prestigiosos como el The Metropolitan Museum of Art, The Museum of Modern Art,
The Smithsonian American Art Museum, y The Whitney Museum of American Art.
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