Yo no se si creéis en el amor a primera vista, yo sí. Pero
también creo que es el conocimiento lo que hace que ese amor sea duradero y
crezca con el tiempo. La primera vez que vi una fotografía de William Albert
Allard, hace ya mucho tiempo, me enamoré perdidamente de ella. Recuerdo que se
trataba de la imagen de un vaquero sentado en la esquina de la barra de un bar
con una lata de cerveza en la mano, ensimismado y perdido en sus pensamientos
mientras tras él se filtraba una fuerte luz proveniente de alguna puerta
situada a su espalda. La luz lograba que una gran parte de la imagen se
difuminara dando un halo misterioso a toda la escena. Quizás no sea esta su
mejor imagen e incluso algunos puedan ponerle trabas técnicas pero para mí fue
todo un descubrimiento.
Por aquel entonces, seguramente finales de los setenta o
principios de los ochenta, yo no estaba muy puesta en fotografía y perdí el
rastro del autor de la imagen, o más bien ni siquiera lo encontré. Cuando años
más tarde comprendí lo importante que era para mí esta materia y empecé a
investigar a todos aquellos fotógrafos que en algún momento me han servido de
inspiración y de modelo quise saber más acerca de quien había realizado aquella foto.
Aunque no recordaba su nombre tras hablar con varios compañeros y amigos logré
saber de quien se trataba y pude conocer un poco su trabajo. El año pasado
conseguí hacerme con su libro “Five Decades, A Retrospective” y desde entonces,
ese enamoramiento juvenil que sintiera un día se ha convertido en un
incondicional amor y respeto hacía la obra de Allard.
William Albert Allard nació en Minneapolis, Minnesota, en
1937. Cuando era niño le encantaba dibujar mientras escuchaba la radio porque
las palabras que transmitían las ondas creaban imágenes en su imaginación.
Probablemente la mezcla de esas dos funciones, imagen y palabra, son las que
han impulsado cada uno de sus actos a lo largo de su vida. En primer lugar se
matriculó para estudiar en la Escuela de Bellas Artes de Minneapolis, pero tras
el primer año allí un deseo irrefrenable de escribir hizo que se trasladara a
la Escuela de Periodismo de la Universidad de Minnesota. Allí descubrió el
fotoperiodismo y se dio cuenta de que unir imagen y palabra creaba algo mucho
más poderosos de lo que cada una de estas facetas por separado podría llegar a
ser nunca.
Buscando trabajo como fotoperiodista Allard conoció a Robert
Gilka, por aquel entonces director de National Geographic, quien le propuso que
entrara a formar parte de la revista como fotógrafo interino. Desde entonces,
más o menos por el año 1964, William Albert ha estado trabajando para dicha
publicación de forma intermitente, unas veces de forma oficial y otras como
fotógrafo independiente. En 1980 los editores de Rocky Mountain Magazine vieron
las fotografías que éste había realizado durante un viaje por el norte de
Nevada y le propusieron que escribiera un texto para acompañarlas. De este modo
paso también a colaborar con ellos y a publicar sus artículos en otras revistas
y periódicos.
Allard, que se define a si mismo como un fotógrafo
callejero, siempre alerta a las posibilidades que le ofrece la visión de las
calles, cámara en mano y dispuesto a disparar en cualquier momento, ha sabido
captar escenas inolvidables en cualquier lugar del mundo que ha visitado y
fruto de ello han sido los artículos y libros que ha publicado y que abarcan
temas tan dispares como la vida de una comunidad Hutterite, los intocables de
la India, las historias de los vaqueros de Montana, o las imágenes realizadas en
Perú, Italia o de los vascos en España. Todas ellas realizadas en color, porque
así es como las ve y por tanto nunca ha trabajado en blanco y negro, a pesar de
que una gran parte de sus compañeros de profesión lo hicieron en sus inicios.
En algunos casos la fotografía es
una cosa momentánea que está a punto de cambiar. Cuando se ha ido, se ha ido.
Tenemos que capturarla cuando sucede.
http://www.williamalbertallard.com/index.php
J'aime beaucoup la façon dont ces personnes sont photographiées!
ResponderEliminarWilliam Albert Allard a un oeil spécial pour les portraits. Ses personnages nous transmettre vivre dans une très intense.
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