Desde el pasado 8 de octubre de 2025 y hasta el 16 de marzo de 2026 los visitantes que acudan al Museo Reina Sofía podrán contemplar la obra de una de las figuras más destacadas de la Generación del 27 y la más importante representante del grupo de artistas que promovió, por primera vez, una cosmovisión femenina desde un punto de vista novedoso, el de la mujer moderna, libre, activa e independiente.
Organizada por el Museo Reina Sofía y la Fundación Botín, la exposición Máscara y compás de Maruja Mallo, está comisariada por la historiadora del arte Patricia Molins. Cuenta con un centenar de pinturas, de ellas 13 forman parte de la Colección del Museo, unos 70 dibujos, además de otro centenar de fotografías y documentos de la artista, algunos inéditos, muchos de ellos adquiridos recientemente por el Museo Reina Sofía como parte del legado del Archivo Lafuente. Con el título Máscara y compás se alude a dos elementos característicos de la obra de Mallo, el compás como instrumento rector del trazado geométrico del que parte su pintura, y la máscara como referencia a la tensión que existe en su obra entre lo animado y lo inanimado, entre la naturaleza, efímera, y su representación plástica, intemporal.
La muestra, que recoge todo el recorrido artístico y vital de esta inclasificable artista, es incluso más amplia de la que se ha podido ver recientemente en el Centro Botín, especialmente en materia de documentación, y se presenta de forma cronológica a lo largo de once salas de la Planta 1 del Edificio Sabatini e incluye las cinco verbenas que la dieron a conocer en su exitosa exposición organizada por Ortega y Gasset en 1928 en los salones de la Revista de Occidente, y que no se habían mostrado juntas desde entonces.
La obra de Maruja Mallo refleja, además de su compromiso social con la justicia y la igualdad, su profunda curiosidad por todo lo que la rodea, desde lo artístico hasta lo tecnológico, científico y filosófico, uniendo materialidad con espiritualidad, fundiendo lo popular, lo performativo y lo mágico.
Maruja Mallo se llamaba en realidad Ana María Gómez González y nació en 1902 en Viveiro (Lugo). Fue la cuarta de catorce hermanos en una familia que vivió numerosos traslados de domicilio debido a la profesión de su padre, funcionario de Aduanas. Inició su formación en la Escuela de Artes y Oficios de Avilés. Con 20 años se trasladó con su familia a Madrid y comenzó a estudiar en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, donde estuvo hasta 1926.
En la capital empezó a frecuentar artistas, escritores y cineastas de la Generación del 27 como Salvador Dalí, Federico García Lorca, Margarita Manso, Luis Buñuel, María Zambrano, Concha Méndez o Rafael Alberti, con quien mantuvo una relación de cinco años.
En 1931 viaja a París tras concedérsele una beca para estudiar escenografía teatral y realiza una exposición con varias obras de sus series Estampas y Cloacas y campanarios, vendiendo allí El espantapájaros a André Bretón. A su regreso a España aprueba una oposición como docente y en 1935 comienza a trabajar en la escenografía de la ópera de Rodolfo Halffter Clavileño, cuyo estreno se anuló por la Guerra Civil. Durante años colaboró con la prestigiosa Revista de Occidente realizando numerosas viñetas y portadas.
Durante los años de la guerra Maruja Mallo se desplaza a Uruguay y Argentina donde hace grandes amistades y trabaja intensamente vendiendo obras a coleccionistas y museos. No regresa a España hasta 1965 y a principios de los años 70, la exposición Orígenes de la vanguardia española en la galería Multitud de Madrid marca su redescubrimiento para una nueva generación.
En 1982 recibe la Medalla de Oro de Bellas Artes del Ministerio de Cultura. Maruja Mallo falleció en Madrid el 6 de febrero de 1995, siendo ya una figura de culto y referente de la modernidad artística española del siglo XX.
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