El martes de
la semana pasada se inauguró en el Centro de Arte de Alcobendas una exposición
muy especial. Especial porque contenía, en cincuenta obras, la representación
del trabajo de un artista a lo largo de toda su vida. Especial porque el autor había
fallecido hace apenas unos meses y de algún modo esta muestra se puede
considerar un homenaje postrero, una especie de duelo al que no faltaron sus
amigos, sus compañeros y tampoco sus admiradores. Pero especial sobre todo
porque por deseo expreso del fotógrafo todos sus archivos, diapositivas,
negativos, todos sus soportes han sido destruidos de forma irrecuperable por
medio del fuego, que dicen que todo lo purifica. De modo que las imágenes expuestas forman
parte de un legado que habrá que cuidar con mucho mimo porque son irrepetibles,
dentro de lo irrepetible que puede decirse que son las cosas hoy en día.
Jorge Rueda,
autor sobre el que trataba la muestra, nació en Almería en 1943 y murió no muy
lejos de allí en Jorox, Alozaina, Málaga, en noviembre del pasado año. Durante sus años activos trabajó como
director gráfico de la revista Triunfo y ocupo el cargo de vocal en la Real
Sociedad Fotográfica de Madrid, pero es sobre todo por su labor al frente de la
revista Nueva Lente, de la que fue cofundador y en la que ocupó el cargo de
director artístico desde mayo de 1975 a diciembre de 1979, por lo que Jorge Rueda
destacó. En una época en la que la censura callaba muchas voces, él fue capaz
de gritar a través de sus imágenes con un humor ácido y corrosivo.
Considerado
como el padre del surrealismo fotográfico en España, fue un referente no sólo
para generaciones futuras, sino también entre sus propios coetáneos. En un
momento en que no existían los ordenadores, ni los programas de edición
gráfica, Rueda creaba imágenes y potentes fotomontajes de gran impacto visual,
en los que podía apreciarse una crítica política y sobre todo social. Pero no
todo el mundo era capaz de comprender o apreciar la obra de Jorge Rueda por lo
que en algunos círculos culturales era criticado por su excesivo rigor y su
continuada provocación. Hace unos días el fotógrafo Pepe Frisuelos me comentaba
que Rueda se había adelantado a su época y probablemente tenía razón. Tanto por
su temática, como por su forma de trabajar fue sin duda un iluminado, un
futurista, un gran profesional y sin duda un referente indispensable en los
anales de la fotografía española.
La muestra a
la que hacía referencia al principio de este artículo y que permanecerá abierta
al público hasta el próximo 26 de mayo, ha sido comisariada por Pablo Juliá,
lleva por nombre “Human” y fue con la que se inauguró la nueva sede del Centro
Andaluz de Fotografía (CAF).
http://www.jorgerueda.es/
Trabajos impregnados de su personalidad, creativos y reflexivos.
ResponderEliminarGracias por su exposición y un saludo.
Ramón