Dana Popa es una fotógrafa rumana
afincada en el Reino Unido. Está licenciada en Relaciones Públicas y Estudios
sobre Comunicación de Masas. Tiene un Master de Arte en Fotografía Documental y
Fotoperiodismo de la London College of Communication.
Se dio a conocer a través de su
proyecto “not Natasha” realizado entre los años 2006 y 2008, por el que ganó el
primer premio en el concurso Project de la organización CENTER de Nuevo México,
también consiguió el premio Jerwood de Fotografía 2007 y el Premio del Jurado
en los premios internacionales de fotoperiodismo de la revista japonesa Days,
Japan International Photojournalism Awards 2007. Este trabajo fue realizado
principalmente en Moldavia, uno de los principales países de origen de la trata
de mujeres y niños. Se estima que entre 200,000 y 400,000 mujeres habían sido
vendidas en ese periodo para la prostitución en el extranjero, casi el 10% de
la población femenina.
En Moldavia, Popa trabajó con dos
organizaciones que tratan de reinsertar a las víctimas de trata de nuevo en la
sociedad, proporcionándoles una nueva vida. International Organisation for Migration
Shelters and Winlock International, le
dieron acceso para fotografiar y documentar las experiencias de 17 mujeres que
habían sido víctimas de la trata. El proyecto se completó a su regreso al reino
unido donde documentó los espacios donde mujeres víctimas de trata trabajan
como prostitutas en los burdeles del Soho, en Londres.
Popa ha vuelto a Rumanía y a
Moldavia en repetidas ocasiones para documentar la forma de vida de los que
habitan en ese lado del mundo, dividido entre dos civilizaciones paralelas, la
de los que se sienten parte de la Unión Europea y los que siguen sujetos al
régimen comunista de la antigua Unión Soviética. Las imágenes que Dana tomó en
el pueblo de Ruginesti, en los Carpatos rumanos, muestran una sociedad rural
anclada en el pasado y un pueblo divido en dos por una frontera trazada en 1945
y que aunque ya no existe físicamente sigue presente en la mente y los
corazones de los habitantes de las dos partes de la aldea.
Las fotografías de Dana Popa son directas, sin concesiones, pero a la
vez se puede apreciar una cierta empatía entre la fotógrafa y los fotografiados,
tal vez por su origen rumano que la ha llevado a comprender e incluso a sentir
los cambios producidos en su país y en los países del este en general en los
últimos años, cambios para los que no siempre han estado preparados. El paso de
un comunismo básico a una sociedad capitalista de consumo necesita de una
economía adecuada que ayude a afrontar dicho cambio y en muchos de esos países
no se han dado las circunstancias necesarias. Quizás los jóvenes estén más
preparados para abordar una vida diferente pero a las personas de más edad les
cuesta aclimatarse a los nuevos tiempos.
Entre las series de Dana Popa
podemos ver también “Istambul-Odesa”. Entre estas dos ciudades Estambul y
Odessa hay personas que viajan en barcos con sueños vagos, prácticamente
inalcanzables, y esperanzas recónditas, algunos ni siquiera eso. El viaje que
realizan no es emocionante y no tiene nada de aventurero. Solo son personas
entre dos mundos que a veces parecen no pertenecer a ninguno.
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