Sala Bárbara de Braganza
Del 21 de Febrero al 24 de Mayo
Cisne, 2013 © Richard Learoyd
Hay una gran belleza en las
imágenes de Richard Learoyd pero a la vez hay también una gran sensación de
tristeza. Sus modelos, cuidadosamente seleccionadas y que rara vez miran a
cámara, tienen el semblante serio, la mirada perdida, como quien se ha rendido
ante lo imposible o como quien guarda un gran dolor dentro de sí. También sus
fotografías de animales, el cuerpo de una ballena varada y casi descompuesta en
su totalidad, un pájaro muerto enredado en los cables de un tendido eléctrico o
la cabeza de un caballo sobre un pedestal provocan en el espectador un gran
desasosiego, el del conocimiento del daño que el hombre provoca en la naturaleza,
la situación del
mundo moderno, arrebatadoramente hermoso y a la vez
potencialmente destructivo.
Melanie 2015 © Richard Learoyd
La muestra que la Fundación
MAPFRE dedica al fotógrafo Richard Learoyd y que abrirá sus puertas al público
el próximo 21 de febrero hace un recorrido por la obra del autor, en el punto
álgido de su trayectoria, con una selección de 45 obras en color y en blanco y
negro que resume lo mejor de su trabajo realizado a lo largo de una década. En
la muestra también se incluye uno de los paisajes realizados en España (en
Lanzarote), resultado de un encargo de Fundación MAPFRE y que se incorpora a la
Colección de Fotografía de la Fundación, que ya cuenta con otras dos obras del
artista.
Nanci desnuda en silla blanca, 2010 © Richard Learoyd
El artista
inglés Richard Learoyd
lleva aproximadamente veinte
años realizando fotografías con
su cámara oscura: una gran cámara de estudio de diseño propio basada en antiguos
principios ópticos. Este instrumento le ha permitido hacer fotografías que
poseen una cautivadora singularidad en una época en que la fotografía resulta
trivial y abundante. Las personas que protagonizan sus imágenes parecen habitar
un mundo de una intensidad psicológica particular y son examinadas bajo una luz
extraordinariamente cristalina y distintiva. Incluso los sujetos –en ocasiones
bastante inusuales– que elije para sus naturalezas muertas poseen una belleza y
una quietud excepcionales, evocadoras.
Grupo familiar 1, 2016 © Richard Learoyd
Ballena, Pacífica, 2015 © Richard Learoyd
Aunque Learoyd consigue una
notoria presencia emocional en las mujeres que fotografía, éstas llegan al
estudio como modelos de alquiler a las que siempre paga por posar. Suelen ser
sus ayudantes quienes las seleccionan, aunque es él quien decide si encajan en
su proyecto. Por regla general, el fotógrafo no tiene ninguna relación personal
con los sujetos, incluso con aquellos que ha fotografiado por largos períodos
de tiempo. La atención que presta a los detalles, por ejemplo la colocación de
las manos, el gesto de un brazo o el ángulo del cuerpo, sugiere un interés en
la contemplación de la figura humana más que en los rasgos del individuo en
concreto. Sin embargo, Learoyd lleva el estudio de figura un paso más allá al
buscar un elemento de emoción en cada una de las modelos. Sus personajes no se
presentan como retratos de mujeres
específicas sino, como ejemplos de estados emocionales.
© Conchita Meléndez
© Conchita Meléndez
Las fotografías que Learoyd realiza tanto en su estudio como fuera de
él, son básicamente tan grandes como la
propia cámara. Tanto tomar estas fotografías como observarlas requiere una
manera de mirar más detenida y atenta, una actividad más contemplativa que la
inmediatez con la que solemos ver y fotografiar el mundo. Learoyd ha
desarrollado esta cámara de grandes dimensiones, y
a la vez
bastante flexible, para
que sea móvil
a pesar de
ciertas limitaciones. Tras componer la imagen, coloca en la parte
posterior de la cámara una hoja de papel fotográfico, del tamaño de su máquina,
y crea una copia única. A pesar de su complejidad, esta tecnología le permite
realizar obras muy características que poseen una calidad insólita de luz y de
color. En estas fotografías no hay nada fortuito
Superviviente, 2011 © Richard Learoyd
Al igual que con sus retratos,
que podrían estar inspirados en algunos de los grandes maestros de la pintura
del Renacimiento, pero que se encuentra imbuidos de la personalidad del autor, Learoyd
ha repensado la «naturaleza muerta» dando especial énfasis al significado del
término: estas son fotografías de vidas que han sido detenidas, algunas de las
cuales son a la vez hermosas e inquietantes.
© Conchita Meléndez
El catálogo que acompaña a la
exposición cuenta con textos de Philip Gefter, escritor y crítico de fotografía
de The New York Times, y de su comisaria, Sandra S. Phillips, conservadora
emérita de fotografía en el San Francisco Museum of Modern Art.
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