Lisette Model es el nombre por el cual conocemos a Elise
Seybert, fotógrafa austriaca nacida en Viena a principios del siglo XX,
concretamente el 10 de Noviembre de 1901.
Sus primeros pasos dentro del mundo del arte estuvieron
encaminados hacia la música ya que estudió piano con Arnold Schoenberg,
compositor, teórico musical y pintor de origen judío creador del dodecafonismo.
Tras la muerte de su padre y los problemas empresariales del
negocio familiar, Lisette se traslada a París mientras su madre y su hermana
Olga establecen su domicilio en la casa de veraneo que poseen en Niza; allí
abandona sus estudios de música y se inicia en la pintura. En 1933 tiene sus
primeros contactos con la fotografía a través de Florence Henri, fotógrafa
américana que daba clases en su estudio y la introdujo en la técnica
fotográfica y las tareas de laboratorio, y Rogi André, fotógrafa francesa de origen
húngaro que fue la primera esposa de André Kertész. Rogi en uno de los paseos
que solían dar juntas por París le dio un consejo que más tarde Lisette Model
transmitiría a sus alumnos y que sin duda marcó su propio trabajo: “Nunca
fotografíes algo que no te apasione”.
Su primera serie de fotografías, Promenade de Anglais, un estudio crítico de la burguesía realizado
en Niza y Montecarlo, fue publicado en el periódico Regards en 1935. Dos años después tras contraer matrimonio con el
pintor Evsa Model se traslada a Estados Unidos. En Nueva York conoce al
director artístico de la revista PM's
Weekly, Ralph Steiner, quién se interesa por su trabajo y accede a
publicarlo.
Model sentía verdadera fascinación por las formas
voluminosas, tal vez porque ella era una mujer menuda de frágil apariencia, y
tal vez por eso las fotografías de su primera época iban dirigidas hacía este
tipo de personas. De una forma muy personal, directa pero respetuosa, Lisette
Model tomaba imágenes de la sociedad que la rodeaba, tanto ricos como pobres,
ancianos o personas solitarias y aunque sus imágenes están llenas de empatía
nunca establecía relación con las personas a las que fotografiaba.
En los años cuarenta, coincidiendo con su traslado a un apartamento de Greenwich Village, empieza una serie de reportajes de la vida cotidiana en las calles del Lower East Side, del Bowery y en los bares, cafés y cabarets que visitaba con frecuencia: el Sammy’s Bar, el Gallagher’s o el Metropole. Las imágenes realizadas en aquella época son publicadas en las revistas más importantes del momento tales como Paris Match o Harper’s Bazaar. Probablemente la década de los cuarenta sea la más fructífera de la carrera de Lisette Model.
En los años cuarenta, coincidiendo con su traslado a un apartamento de Greenwich Village, empieza una serie de reportajes de la vida cotidiana en las calles del Lower East Side, del Bowery y en los bares, cafés y cabarets que visitaba con frecuencia: el Sammy’s Bar, el Gallagher’s o el Metropole. Las imágenes realizadas en aquella época son publicadas en las revistas más importantes del momento tales como Paris Match o Harper’s Bazaar. Probablemente la década de los cuarenta sea la más fructífera de la carrera de Lisette Model.
Cuando en la segunda mitad de la década de los cuarenta,
tras la segunda guerra mundial, los encargos empezaron a declinar debido a la
postura conservadora que empezaron a tener las revistas para las que trabajaba,
los problemas económicos se hicieron notar. Fue entonces cuando a través de
Ansel Adams, Lisette consiguió dar clases en la Californi a School of Fine
Arts. Tras esta primera experiencia en la vida docente, comenzó a dar clases
particulares como medio para ganarse la vida y en 1951 aceptó la invitación de
Berenice Abbott para trabajar en la New School for Social Research de Nueva
York. A partir de entonces y hasta su muerte en 1983 Model se dedicó a la
enseñanza. Entre sus alumnos más destacados estuvieron Helen Gee, fundadora de
la Limelight Gallery de Nueva York; Diane Arbus, con la que mantuvo una
estrecha relación de amistad; Larry Fink y Rosalind Solomon.
En indudable que las imágenes realizadas por Lisette Model
tienen una gran fuerza y que la forma en que se aproximaba a las personas que
retrataba hacen que el espectador sienta la presencia de los personajes de una
forma muy cercana. En palabras de Cristina Zelich: “Casi es posible oír la
música y el murmullo de las conversaciones, oler el humo de los cigarrillos o
los alientos cargados de alcohol, palpar la suavidad de los abrigos de piel o
escuchar el leve crujido de los vestidos de tafetán”.
hola melchita! excelente tu blog, vi tus fotos también y muy buenas. te cuento que compartimos el nombre, yo vivo en córdoba, argentina, y desde el 2006 tengo una escuela de fotografía que se llama La Mirada. Te invito a conocer mi blog, saludos!
ResponderEliminarwww.infolamirada.blogspot.com
Hola Carola, estoy encantada de saber que además del nombre compartimos la pasión por la fotografía. Estos días son un poco complicados debido a las fiestas familiares y demás pero en cuanto pueda prometo vistar tu página más detenidamente. Un abrazo.
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