MUSEO DEL
ROMANTICISMO
C/ San
Mateo, 13 MADRID
Del 1 de
Junio al 17 de Septiembre
El Museo del Romanticismo participa una vez más en el festival
PHotoEspaña, en esta ocasión con una exposición comisariada por Alberto
García-Alix, dentro de la “carta blanca” del fotógrafo en la edición del 20
aniversario de PhotoEspaña. Mostrará por primera vez en España la fotografía
del suizo Karlheinz Weinberger (1921-2006), que pasó la mayor parte de su vida trabajando
como mozo de almacén para Siemens-Albis en pero dedicó todo su tiempo libre a
su pasión, la fotografía. Winberger ejerció como fotógrafo autodidacta,
retratando a sus amantes y a jovenes que conoció por la calle, a los que
llevaba a la casa en la que vivía con su madre para poder fotografiarlos en su
improvisado estudio.
En los años 40 se unió al famoso club gay underground Der Kreis (El
Círculo) y, bajo el seudónimo de "Jim", comenzó a publicar sus
fotografías homoeróticas en la revista del mismo nombre, editada en Zurich
entre 1943 y 1967. La legendaria revista internacional gay incluía fotografías
muy sofisticadas de, entre otros, George Platt Lynes y Herbert List. Sus cerca
de 100 fotografías publicadas marcaron la estética de esta revista, un referente
internacional para el movimiento homosexual.
Desde finales de los años 50, Weinberger comenzó a desarrollar un
interés obsesivo por la recién inaugurada cultura del mundo de los moteros y
por la orgullosa celebración que éstos hacían de sus cuerpos. Fue entonces
cuando comenzó a retratar a jóvenes rebeldes de su país que se vestían para
desafiar los roles tradicionales de masculinidad y feminidad, reciclando los
símbolos de Rebelde sin causa e inventando los suyos propios a través de la
customización de su vestuario. Su serie dedicada a los moteros, rockeros y
chaperos ofrece un sorprendente retrato de una inconformista Suiza, una
generación de posguerra en busca de su identidad. Una veintena de estas obras
se pueden ver en el Museo del Romanticismo.
En opinión del comisario de la exposición Alberto García-Alix, “la
fotografía para Karlheinz Weinberger, fue la llave de liberación a una vida opaca.
Un heterodoxo. Le siento un gran tímido. Autodidacta, la fotografía le acerca a
un mundo que le hechiza: los jóvenes rebeldes. Los nuevos bárbaros. Rockeros,
motoristas, amantes o chaperos, su mirada naíf los atrapa. Los infestaos de
piojos, “Verlausten”, son el primer grupo juvenil que fotografía. Luego, como
en el juego de la oca, unos le llevan a otros y todos terminan por pasar por el
mítico salón de la casa que habita con su madre. Nunca será uno de ellos, per
está con ellos. No es un hombre osado, más bien un solitario que fotografía de
viernes a domingo por fascinación obsesiva in imaginario único de identidades y
actitudes. También sus símbolos y medallas. Chaquetas de cuero con sus chalecos
y colores. Collares con la cara de Elvis. Cinturones cincelados. Braguetas
cosidas de tuercas con tornillo y hasta los falos que ocultan debajo. Esta
parte tan voyeur e íntima de su obra tomará con el tiempo espíritu ritual. Durante
una década, Alex, uno de sus modelos, acudirá a su casa. Un íntimo y ceremonial
encuentro fotográfico que mostramos en una pieza realizada y montada por dos de
sus amigos a partir de sus imágenes.
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