Cabecera La Mirada Fotográfica

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jueves, 2 de junio de 2022

PÉREZ SIQUIER. EL PESO DEL REALISMO

© Carlos Pérez Siquier, VEGAP, Madrid, 2022

La exposición Pérez Siquier que se expone desde el 1 de junio hasta el 28 de agosto en la Sala Recoletos de la Fundación Mapfre,  hace un recorrido por la obra del fotógrafo almeriense, desde sus primeras series, que se caracterizan por una aguda crítica social, hasta las imágenes de una España en la que comienza a desarrollarse una sociedad de consumo aparentemente “moderna” y libre, durante la posguerra y el franquismo. Además, se incluyen sus trabajos posteriores en los que vemos como la introspección sustituye al “ruido” de sus inicios y a la estética que podríamos incluso considerar kitsch de series como La Playa. 

Todas las fotografías expuestas pertenecen a la Colección Fundación MAPFRE.

© Carlos Pérez Siquier, VEGAP, Madrid, 2022

Si las obras de arte no pueden ser consideradas sin tener en cuenta elementos como la etnia, la clase social y el género, nos encontramos ante un hombre blanco, joven, de facciones nórdicas y de clase media que encuentra, a escasos pasos de su domicilio y de su lugar de trabajo remunerado, un mundo latente que no se apaga y que le habla desde un espacio intemporal, perdido en un intersticio de la historia. Hablamos de “La Chanca”, uno de los primeros trabajos del autor y quizás uno de los más representativos, realizado entre los años 1957 y 1965 y cuyas imágenes representan el paradigma de toda una época en la que el humanismo fotográfico se entrelaza con los intereses de la novela social o de la crónica de viajes que la mejor literatura española del momento estaba desarrollando, de Rafael Sánchez Ferlosio a Camilo José Cela o, muy especialmente en este caso, Juan Goytisolo.

© Carlos Pérez Siquier, VEGAP, Madrid, 2022

La serie se adentra en el barrio almeriense  poblado por un subproletariado urbano que habita una peculiar arquitectura. El fotógrafo trata por un lado de describir y, por otro, de dignificar un modelo de vida y de sociabilidad urbana seculares, anteriores al gran éxodo rural que llenará de barriadas obreras las grandes capitales españolas. Un caso de estudio local que, sin embargo, universaliza su significado de manera inmediata, en contacto directo con las poéticas renovadoras de la fotografía y el cine neorrealistas italianos.   A mediados de los 60 el propio fotógrafo delimita su discurso realizando una nueva serie de fotografías de la barriada en color. Un cambio que procede de una asociación visual con el desarrollismo y el optimismo construido e impuesto a partir de los años sesenta por el régimen franquista.

© Carlos Pérez Siquier, VEGAP, Madrid, 2022

© Carlos Pérez Siquier, VEGAP, Madrid, 2022

Es realmente sorprendente que Pérez Siquier realizara un trabajo tan novedoso, incluso podríamos decir un tanto arriesgado al adentrarse en el mundo del color en una época en que todo lo que no fuera blanco y negro se consideraba banal y sin ningún valor artístico. Y aunque su serie más conocida siga siendo la de “La Chanca”, las fotografías que lo identifican inmediatamente son las de la serie “La Playa”, que realizó en torno a los años setenta. Son imágenes rotundas, que tardaron tiempo en ser aceptadas  y asimiladas  en el mundo fotográfico debido a su modernidad y a los audaces encuadres y colores de las imágenes. También resulta muy interesante la precisión de su mirada al fotografiar las paredes que habiendo sido pintadas por los habitantes de las casas en diferentes colores comenzaban a desconcharse formando dibujos y relieves cuyas texturas llamaron la atención del autor. 

© Carlos Pérez Siquier, VEGAP, Madrid, 2022

© Carlos Pérez Siquier, VEGAP, Madrid, 2022

La exposición se cierra con la serie «La Briseña», que sugiere un repliegue hacia el interior, un gesto muy común en fotógrafos que entran en su madurez. Del mismo modo que los coloridos exteriores de la arquitectura vernácula protagonizaban «La Chanca» en color seis décadas atrás, en sus últimas obras el encuadre lo ocupa el interior de su residencia veraniega situada en el desierto almeriense. Un pequeño cortijo que da nombre a la serie y que toma su denominación de los vientos que recorren ese paisaje. La materialidad del encalado de las paredes y la presencia de objetos aparentemente insignificantes indican un proceso introspectivo, una reivindicación de la identidad material del territorio que le era más querido aportando una luz nueva sobre su obra. 






La muestra ha sido comisariada por Carlos Gollonet, conservador jefe de Fotografía de Fundación MAPFRE y Carlos Martín, comisario independiente.






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