C/ San Mateo, 13 MADRID
Del 2 de Junio al 28 de Agosto de 2016
El Museo del Romanticismo
participa por cuarta vez en el festival PHotoEspaña, una cita ineludible para
este museo madrileño consagrado al siglo XIX, centuria en el que precisamente
se inventó la fotografía.
En esta edición, dedicada a
la fotografía en el continente europeo, el Museo acoge una exposición del
fotógrafo checo Miroslav Tichý (Kyjov, República Checa, 1926-2011), que podrá
verse desde el 2 de junio al 28 de agosto.
El trabajo de Miroslav Tichý
está directamente vinculado al soporte fotográfico: desde la producción de las
cámaras con material de desecho (dos de las cuales se muestran en esta
exposición) al proceso de revelado o la vida posterior de sus fotografías,
intervenidas por el propio artista, en las que dibujaba paspartús, hacía
retoques y favorecía la acción de los elementos externos y del tiempo. Todo
ello contribuye a crear una atmósfera romántica, misteriosa y pictórica en sus
fotos, y ahí radica la magia de la obra de Tichý.
En la década de los 50 se
dedicó a la pintura. A partir de los años 60 sustituirá los pinceles y el
lienzo por el objetivo de la cámara, pero seguirá siendo el ojo del pintor y el
dibujante el que realice las fotografías. Pintura, dibujo o fotografía son
simplemente diferentes soportes de una misma expresión artistíca.
Durante años vivió al margen
de la sociedad centrado en su trabajo y perseguido por el régimen comunista
-quién le internó en numerosas ocasiones en centros psiquiátricos y en prisión-
. En esta exposición se proyecta también el documental “Tarzan retired” (2004),
y tras su visionado, sorprende cómo unas obras tan delicadas pudieron
producirse entre tanta dureza y cómo, desde su vida de eremita sin salir de su
ciudad natal, reflejó los cambios sociales de aquellos años en Europa a través
de sus imágenes callejeras. Su obra es retrato íntimo de su ciudad y, al mismo
tiempo, retrato universal y atemporal de la mujer, a la que retrató en
distintas actitudes y edades.
Esta exposición, que cuenta
con la colaboración de Ivorypress, la Fundación Tichý Oceán y el Centro Checo,
constituye, por tanto, una oportunidad excelente para conocer su personal
estética: imágenes de una delicada belleza, casi onírica, a caballo entre la
pintura y la fotografía, que conforman un exquisito homenaje a la mujer, además
de un implícito alegato anticonformista.
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