FUNDACIÓN CANAL
C/ de Mateo Inurria, 2 MADRID
Del 9 de Junio al 16 de Agosto de 2016
Vivian Maier, la Mary
Poppins de la fotografía está de moda. Si hace un par de días Foto Colectania
presentaba en Barcelona la exposición “Vivian Maier. In Her Own Hands”, hoy es
Madrid quien inaugura una amplia antológica de la obra de la autora. No es la
primera en el país, como han comentado algunos medios, en Mayo del 2013 algunos
afortunados pudieron ya disfrutar del trabajo
de Maier en el incomparable marco de la sala de exposiciones de San Benito, en
Valladolid, y en septiembre del año pasado la Galería Bernal Espacio, de
Madrid, presentó una selección de treinta imágenes, la mayoría de ellas autorretratos,
en la exposición Portrait (self) portrait.
En esta ocasión La Fundación
Canal y PhotoEspaña presentan “Vivian Maier, Street Photographer”, una gran
exposición de la niñera que, tras su muerte en el más absoluto anonimato y en
la indigencia, se convirtió en referente mundial de la Fotografía.
La historia de Vivian Maier
es una historia inédita, insólita e inesperada. Ejerció como niñera durante más
de cuatro décadas, alrededor de los años 40 y 50. En su tiempo libre creó una
realidad paralela y secreta en la que hizo miles de fotografías, grabó sonidos
urbanos y rodó en Super 8 y 16 mm; y las tres cosas las hizo con una maestría y
una modernidad absoluta impropia de una fotógrafa amateur. Logró abrir una
fascinante ventana a la vida cotidiana en los espacios públicos.
Consiguió acumular más de
2.000 rollos de película sin revelar, 5.000 fotografías impresas y más de
120.000 negativos que, aparte de ella, prácticamente nadie más contempló
durante su vida.
Su legado fotográfico
esconde una apasionante y secreta historia. Gran parte de sus bienes, así como
la totalidad de su producción fotográfica, fueron depositados en un
guardamuebles, para ser posteriormente embargados y vendidos. Aquí es cuando
entra en escena John Maloof, un joven estudiante que buscaba fotos para
documentar un trabajo que estaba haciendo sobre su barrio y adquirió, en una
pequeña subasta de Chicago, este material. Maloof descartó las fotografías para
este fin pero reveló una parte de ellas con el propósito de venderlo en
internet. Un conocidísimo crítico de fotografía, Allan Sekula, se puso en
contacto con él para advertirle de que aquellas fotos estaban cargadas de gran
talento. Pero ¿quién estaba detrás de la cámara?
Las investigaciones de
Maloof le llevaron a averiguar que la autora de las instantáneas era Vivian
Maier, una misteriosa mujer que había vivido entre Chicago y Nueva York
cuidando niños y fotografiando de manera compulsiva los suburbios y las aceras
de las dos ciudades.
El legado de Maier se ha
convertido en una extraordinaria sorpresa para los expertos, quienes quedaron
asombrados ante tal genuino y magnífico material fotográfico dotado de una
modernidad y una calidad insólita para los años y las circunstancias en los que
fue producido. Todas estas singularidades han llevado a Vivian Maier a ser
comparada con maestros de las talla de Diane Arbus, Robert Frank, William Klein
o Garry Winogrand.
Maier nunca llegó a saber
que su secreta pasión, la fotografía, la sacaría del anonimato hasta
convertirla en una enigmática y fascinante figura, cuyo trabajo tenemos el
privilegio de poder contemplar en esta exposición, un recorrido que nos
permitirá contemplar el mundo a través de sus ojos, ese “algo” furtivo de la
mente de esta misteriosa persona de la que siempre quedarán incógnitas.
El impacto que Vivian Maier
ha generado en el mundo de la fotografía ha llevado su trabajo a las mejores
galerías del mundo y a verse publicado en multitud de libros sobre su obra.
Incluso el propio Maloof dirigió en 2013 la película “Finding Vivian Maier”,
que fue nomidada a los Oscar en 2014 a “Mejor largometraje documental”.
Esta película podrá verse
proximamente en la Fundación Canal durante una actividad complementaria a la
exposición en el ciclo “Encuentros a conciencia”.
La muestra, que presenta La
Sala Canal, incluye un total de 120 fotografías, además de una selección de
contactos, realizadas entre 1950 y 1981, de las cuales 100 imágenes en blanco y
negro cubren el periodo de 1950 a 1970 y otras 20 a color el de 1965 a 1981.
Además de 9 películas en Súper 8 realizadas entre 1965 y 1973. Este material
nos traslada magistralmente a un interesante “paseo” por las calles de Nueva
York y Chicago de la segunda mitad del siglo XX. Descubrimos una historia en
cada rincón y una vida detrás de cada uno de los gestos de los verdaderos
protagonistas de esta exposición: hombres, mujeres y niños; ancianos,
vagabundos y personas con una vida acomodada, trabajadores o simplemente
personas que viajan en un tren. Pero todas ellas tienen algo en común, algo que
en un momento determinado llamó la atención de esta misteriosa niñera, lo cual
despertó su ansia por fotografiarles para que formaran parte de su mundo.
La exposición se divide en 6
secciones: Infancia, Retratos, Formalismos, Escenas de calle, Autorretratos y
Fotografías a color.
Seguramente sea la última
parte la menos conocida dentro del trabajo de la fotógrafa. Este paso al color,
que se produce a partir de 1965 aproximadamente, viene acompañado de un cambio técnico, ya que
empieza a trabajar con una Leica, mucho
más ligera y con el visor situado a la altura de la mirada, diferencias muy
importantes respecto a la Rolleiflex que había usado hasta entonces. Este
cambio refuerza su contacto visual con las personas que fotografía. La
experimentación cromática es la protagonista indiscutible en esta sección.
Explora las características del lenguaje cromático con cierta ligereza,
elaborando su propio léxico. Subraya los detalles chillones, fija su mirada en
las disonancias abigarradas de la moda y juega con los contrastes. El resultado
son imágenes singulares, libres e incluso lúdicas. En ellas se aprecia cómo
Maier se divierte con la realidad a través de su cámara.
Además de esta variadísima
selección de fotografías, repartidas entre las seis secciones anteriores, la
exposición incluye 9 películas en Súper8, realizadas entre 1965 y 1973. Estas
películas muestran, especialmente, la manera de proceder de Maier. A través de
este material se puede constatar cómo establece una relación muy lúdica y
desenvuelta con el medio ignorando cualquier tecnicismo.
En esas películas, vemos
cómo se aleja, se acerca, rodea algo que su intuición y su percepción le
llevaban a ver, hasta detenerse, encuadrar, y entonces era cuando tomaba la
decisión de captar esa imagen concreta. Su cámara grababa el movimiento de sus
ojos, más que el propio contenido que enfocaba.
Desde que este material vio
la luz gracias a John Maloof, y que hoy tenemos la oportunidad de ver en esta
exposición, Maier se ha convertido por derecho propio en uno de los mayores
referentes mundiales de la fotografía de calle y en un fenómeno mediático.
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